Tuña, Tineo Pepe RODRÍGUEZ
La localidad de Tuña, en el concejo de Tineo, acogió ayer la feria de San Blas, también conocida popularmente como la feria de las naranjas. Siempre ha sido, tradicionalmente, la primera concentración ganadera del año y está profundamente arraigada en el Suroccidente.Como suele ser habitual en los últimos tiempos, la afluencia de ganaderos y de reses fue menor de lo esperado, en continuo descenso año tras año debido a la situación del sector. Pero, sin embargo, el número de asistentes fue, como siempre, muy importante. A pesar de la caída de los precios y del negocio, tanto de la carne como de la leche, estas reuniones sirven como argumento para que toda la gente del sector se vea las caras y se pase un día más que agradable.Además de las vacas y los caballos, la feria también contó con exposición y venta de maquinaria y puestos de artesanía, quesos, música... Lo habitual. Pero en Tuña hay una peculiaridad: las naranjas. Antiguamente, los vendedores de naranjas acudían desde Las Rieras a vender su producto, pues no era nada habitual tener fruta fresca a la venta en los pueblos y casi se tomaba como algo exótico. Casi cada persona que pasaba por Tuña volvía a su casa con una bolsa de naranjas. Las cosas han cambiado, pero aún quedan puestos como el de Montse Avello Cristóbal, que lleva 22 años viniendo a Tuña: «Ahora traemos las naranjas de Valencia, pero es lo mismo. Es muy tradicional y si que se vende, porque la gente quiere seguir llevándose la bolsa de naranjas a casa para celebrar el día de San Blas».Los ganaderos se quejan, sobre todo, de los precios. Hay que tener en cuenta que la de San Blas, como primera feria del año, es la que marcará la pauta de lo que será todo el año. Lo que antes se podía vender por casi 3.000 euros ahora apenas si llega a los 2.000. Así lo cuenta, por ejemplo, Pío Antonio Díaz. Este ganadero cree que de esto «ya no se puede vivir, no te dejan. Es un escándalo que se pague la leche a menos de lo que se hacía hace 20 ó 30 años, pero es lo que hay. Y la carne igual». De todas formas, asegura que en Tuña algo se vende todavía. «Si se trae buen material, ese acaba saliendo». Otros compañeros de profesión de Pío se suman a la conversación y aseveran: «Nos tienen abandonados, eso es lo que pasa. Vienes aquí y charlas con unos y con otros y ves que el problema es que no interesamos, no debemos dar votos bastantes y no les importa que nos hundamos. Así es muy difícil luchar por el futuro».
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